ANOREXIA Y BULIMIA: DOS ENFERMEDADES MENTALES Y MORTALES
¡A mí me paso! Natalia, tiene 19 años y pesa 51 kilos. Hace más o menos 4 años pesaba tan sólo 38. Los padres de Natalia siempre fueron sobre protectores. El papá es el gerente de una compañía muy importante y por esa razón viaja mucho, dejando siempre a Natalia con su mamá. Ella, es una ama de casa, no trabaja y en su tiempo libre sale de compras o va al gimnasio. Mi amiga siempre fue muy buena estudiante, le gustaba hacer deporte y pertenecía al coro del colegio. Cuando Natalia tenía 13 años, sus padres le dieron un hermanito. Este hecho fue crucial y marcó la vida de mi amiga para siempre. Con un bebé en la casa, la atención era toda para él, hecho que Natalia no pudo soportar. Dejó de hacer deporte, en la parte académica desmejoró notoriamente, se volvió muy agresiva y dejó de comer. Pensó que así llamaría la atención de sus padres. La situación se fue volviendo más tensa e incontrolable. Ahora no sólo no comía bien sino que su autoestima se fue al piso. Se veía gorda y pensaba que ya no valía la pena, que ya no era nadie. Empezó a ingerir purgantes. Nunca podré olvidar el día en que Naty se desmayó en la clase de educación física mientras corríamos. Ése fue el comienzo de una larga recuperación. Mi amiga padecía anorexia. La atención que sus padres le brindaban ahora era mínima y evitó que se dieran cuenta de la grave enfermedad que estaba sufriendo su hija. Después de ese día, Natalia estuvo en varias clínicas y con psicólogos. Después de 5 años logró una recuperación parcial, su peso aumentó, su autoestima también. Se graduó del colegio con honores y actualmente está estudiando Derecho. Aun tiene secuelas de su enfermedad pero, por lo menos, hoy puedo decir que mi amiga se salvó. Gracias a Dios, hoy está con nosotros y vive su vida al máximo. Esta historia me conmovió y hoy después de una larga y dura enfermedad espero entender qué fue lo que pasó.
Desde que el ser humano existe, la relación entre él y la comida ha sido una manera de sobrevivir. La subsistencia es el primer paso para dicha relación: las costumbres, los gustos, los afectos, los estados de ánimo son los otros niveles. Cuando ésta relación se ha perdido, estamos hablando de un trastorno alimenticio. Así, un trastorno alimenticio es la alteración del orden regular de la alimentación. Los trastornos del comportamiento alimenticio más conocidos son:
Anorexia significa literalmente “perdida del apetito debido a un desorden mental”. Mucha gente cree que ésta enfermedad es exclusiva de la modernidad pero en
Según el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) una persona tiene anorexia cuando se niega a mantener el peso normal que le corresponde según su edad y altura que vendría siendo menos de un 85% de lo que debería pesar según las características anteriores. Presenta síntomas como amenorrea, suspensión del ciclo menstrual por tres periodos consecutivos. Miedo intenso de engordar o subir de peso, sin importar su apariencia delgada. Niega frente a los demás que esta delgada. Permanentemente se siente gorda y no le da mucha importancia a su apariencia física.
La anorexia está catalogada como una enfermedad psiquiátrica en la que la persona tiene una falsa visión de la realidad. “La anorexia no esta motivada por un sentimiento de deseo de verse delgado o hermoso, por el contrario, la obsesión que los anoréxicos desarrollan por no ganar peso es porque se sienten poco atractivos, feos, no merecedores de nada bueno en la vida e inadecuados para ser felices” Tiene una imagen distorsionada de su cuerpo y no se ve frente a un espejo como realmente es. Cuando se ve a un espejo ve a una persona gorda y fea, a pesar de que la realidad es otra muy diferente. Para estas personas estar gorda es una problema grave, entre otros como el rechazo y el no tener éxito en la vida. Por estas razones dejan de comer adecuadamente, hacen mucho ejercicio y a veces recurren a “ayudas” como los laxantes y purgantes. Estos últimos usados para eliminar más rápido lo poco que ingieren.
Estas personas desarrollan un carácter fuerte para ser firmes en sus decisiones. Esto los lleva a sentirse bien cuando logran “controlar” la comida que llevan a su boca para así perder peso que supuestamente tienen de más. Finalmente “no sienten hambre” porque en su cerebro la palabra hambre no esta asociada con los síntomas físicos, como el dolor de cabeza y la fatiga. La palabra hambre inconscientemente la han borrado de su mente, han perdido la capacidad de reconocer los síntomas del hambre. Esto les “ayuda” a verse ante los demás como personas de una sola palabra, capaces de llevar una dieta balanceada y controlar su peso, razón que les hace sentir con poder.
Llega un momento en la enfermedad en la que los pacientes se aíslan de la sociedad. Esto se debe a que sienten vergüenza de su cuerpo, se vuelven personas irritables, sienten ansiedad, están de mal genio siempre, se vuelven intolerantes con los demás. Se tornan depresivas, muestran variaciones en su estado de ánimo y por lo general, tienen problemas para expresar sus sentimientos. En muchos casos, esto los lleva a desarrollar otras enfermedades psiquíatricas que terminan empeorando la situación.
Por otro lado, la bulimia es otra enfermedad del orden alimenticio y quiere decir “hambriento” ”, pero realmente esta enfermedad no se trata de personas que constantemente estén hambrientas, solo lo están por momentos. Esta es una enfermedad que esta compuesta por tres etapas, la restricción, el atracón o sobrealimentación y la compensación.
La restricción es el periodo en el cual se abstienen de comer cualquier tipo de caloría o cualquier tipo de comida que según su criterio engorda. En esta etapa, tratan de comer saludablemente y llevar una dieta saludable. El atracón o sobrealimentación viene después, en este periodo los bulímicos comen de todo en un corto lapso de tiempo. Por lo general se comen todo lo que se privaron durante la restricción. La perdida de control esta presente y los lleva a comer más de la cuenta. Finalmente, llega el periodo de la compensación. Es aquí en donde el remordimiento no los deja en paz, haciéndolos buscar la manera de compensar todo lo que ingirieron durante la sobrealimentación. Para enmendar lo que hicieron recurren a purgantes, laxantes, diuréticos, exceso de ejercicio y al vomito inducido.
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